(...Pier Paolo Pasolini)
...cineasta italiano que también fue poeta, ensayista, marxista y homosexual.
Pero en todo fue un intruso. Fue rechazado por la burguesía católica por marxista y homosexual.
Los marxistas lo rechazaron por no mantener la línea filosófica.
Y sus escritos tanto para cine como teorías literarias a menudo fueron descartados
por la intelligensia por su falta de credenciales académicas
y una percibida falta de rigor en su trabajo. es, por lo tanto,
en muchas maneras irónico que uno de sus mas exitosas
películas fuese una adaptación del Evangelio de San Mateo.
Aun la principal fuerza en la vida de Pasolini, a la cual todas las otras se subordinaban,
era la pasión. Y en toda la literatura no hay un mayor ejemplo
de pasión irracional que la historia de Cristo y su muerte.
CLICK - En la imagen
Pier Paolo Pasolini (Cine de poesía contra cine de prosa) .PDF
(...) La «tendencialidad»1 de los puntos de
vista de Pasolini y Rohmer es evidente y, me parece,
fructuosa, capaz de agitar las estancadas
aguas de la crítica cinematográfica, de provocar,
junto con los escritos de Metz, un debate sobre
la visión–lectura de un film. Sin embargo, lo que
me deja perplejo son las definiciones adoptadas,
las cuales, aunque no atacan sustancialmente la
validez de los argumentos propuestos, establecen
referencias literarias innecesarias, en oposición al
rigor científico y a los estímulos semiológicos de
los que parte, en cambio, Metz. Parece repetirse,
en la forma, el debate desarrollado entre los cineastas
soviéticos a principios del sonoro, en los
años 1931–1934. Este debate resulta útil, hoy, para
situar en perspectiva la polémica Pasolini–Rohmer
y llevar a cabo, consecuentemente, algunas precisiones.
En un ensayo aparecido en «Iskusstvo Kino»,
* Publicado en Filmcritica , a cuyo director Eduardo
Bruno, agradecemos la autorización para su publicación.
1. Referencia a la corriente critica llamada “de tendencia”,
asumida por las revistas cinematográficas italianas
Filmcritica y Cinema e Film. (Joaquín Jordá).
ADRIANO APRÁ
PREMISA*
El Evangelio Según San Mateo
Este Cristo es más bizarro (semejanza al ser humano) - que ningún otro.
...película sobre la vida de Jesús más cercana a la austeridad del evangelio.
El evangelio según San Mateo (Il Vangelo secondo Matteo, 1964)
se basó totalmente en el texto de Mateo y se rodó cámara en mano,
en el mejor estilo del «cinema verité». La ambientación, entre medieval,
bizantina y renacentista, es totalmente simbólica. El personaje de Jesús
lo interpretó un actor español sin experiencia, Enrique Irazoqui, estudiante en aquellos años.
El Jesús de Pasolini es un Cristo «autentico, cercano, austero,
con fuerza en la mirada y palabra de fuego impulsiva e interpelante
para explicar a los hombres el mensaje del Reino que no tiene dilación..
Película de culto
Salò o le 120 giornate di Sodoma (1975)
Última película de Pasolini
(El controvertido realizador italiano fue asesinado antes del estreno de esta obra).
"Una película terrible, atroz, revulsiva hasta la náusea.
(...) un filme apabullante, de una feroz gelidez expositiva."
(Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
...basada en la obra del Marqués de Sade pero ambientada en la italia fascista de Mussolini
de 1944. Debido a su contenido erótico y moral,
el polémico film tuvo su estreno prohibido en multitud de países.
(FILMAFFINITY)
Adaptación muy libre del que es sin duda el clásico de la literatura oriental
más conocido en occidente. De una extensión inabarcable para una película,
Pasolini plasma en su versión una selección personal de cuentos,
extrayendo los de temática más erótica y que fueran más adecuados para cerrar su trilogía de la vida.
Y para filmar gente en pelotas, ya puestos.
Para ello prescinde de la historia de Sherezade y del cornudo y furioso Shariar,
que en el libro servían de hilo conductor para los demás cuentos.
De manera que Pasolini se inventa otra manera de engarzar las diferentes historias,
unas dentro de otras o cruzándose entre sí,
remedando la forma del libro pero perdiendo gran parte de su policromía.
Al fin y al cabo, no son más que dos horas de película.
El cuento es, sin duda, el genero narrativo por excelencia.
En el cuento todo se halla supeditado a la narración.
En su particular lógica, no hay nada de extraño en confiar los mayores
y más íntimos pesares a un desconocido y que éste a su vez los haga suyos
hasta el punto de dar la vida, si fuera menester.
En el cuento lo único que no tiene cabida es lo que ponga trabas
en el fluir de la narración. Ello no quiere decir que el relato esté desnudo,
pues los buenos cuentos están repletos de simbolismo y prolijos arabescos,
pero que en lugar de pausar la acción o desviarla por otros caminos,
la refuerzan en su sentido. En “Las mil y una noches”
apenas podemos encontrar aditivos cinematográficos.
Interpretaciones forzadamente aficionadas, luz y escenarios naturales
y pocas filigranas en el montaje. Sólo un par de escenas con efectos visuales,
por otra parte poco creíbles. Y música a cargo de Morricone.
Como adaptación cinematográfica, no hay duda de que resulta muy literaria.
Y si bien podríamos vernos tentados a pensar que también es una traducción muy literal,
en todo momento deja claro que no es “Las mil y una noches”,
sino que es el libro visto a ojos del director.
De manera que son muy distintos pese a que coincidan accidentalmente
en los hechos que cuentan.
Falta Simbad el marino
y de los cuarenta ladrones solo llegamos a vislumbrar uno.
A algunos les puede sorprender sin embargo el erotismo
que no obstante tampoco falta en el libro original.
Habrá sin embargo quien encuentre molesto
o poco apropiado la cantidad de desnudos,
o incluso el hecho de que éstos sean principalmente masculinos.
Y es que a día de hoy aún sigue existiendo una gran asimetría
respecto a estas cosas. Sin embargo, el erotismo de “Las mil y una noches”
resulta bastante cándido, a años luz, desde luego, de su retorcida “Saló”. "
más conocido en occidente. De una extensión inabarcable para una película,
Pasolini plasma en su versión una selección personal de cuentos,
extrayendo los de temática más erótica y que fueran más adecuados para cerrar su trilogía de la vida.
Y para filmar gente en pelotas, ya puestos.
Para ello prescinde de la historia de Sherezade y del cornudo y furioso Shariar,
que en el libro servían de hilo conductor para los demás cuentos.
De manera que Pasolini se inventa otra manera de engarzar las diferentes historias,
unas dentro de otras o cruzándose entre sí,
remedando la forma del libro pero perdiendo gran parte de su policromía.
Al fin y al cabo, no son más que dos horas de película.
El cuento es, sin duda, el genero narrativo por excelencia.
En el cuento todo se halla supeditado a la narración.
En su particular lógica, no hay nada de extraño en confiar los mayores
y más íntimos pesares a un desconocido y que éste a su vez los haga suyos
hasta el punto de dar la vida, si fuera menester.
En el cuento lo único que no tiene cabida es lo que ponga trabas
en el fluir de la narración. Ello no quiere decir que el relato esté desnudo,
pues los buenos cuentos están repletos de simbolismo y prolijos arabescos,
pero que en lugar de pausar la acción o desviarla por otros caminos,
la refuerzan en su sentido. En “Las mil y una noches”
apenas podemos encontrar aditivos cinematográficos.
Interpretaciones forzadamente aficionadas, luz y escenarios naturales
y pocas filigranas en el montaje. Sólo un par de escenas con efectos visuales,
por otra parte poco creíbles. Y música a cargo de Morricone.
Como adaptación cinematográfica, no hay duda de que resulta muy literaria.
Y si bien podríamos vernos tentados a pensar que también es una traducción muy literal,
en todo momento deja claro que no es “Las mil y una noches”,
sino que es el libro visto a ojos del director.
De manera que son muy distintos pese a que coincidan accidentalmente
en los hechos que cuentan.
Falta Simbad el marino
y de los cuarenta ladrones solo llegamos a vislumbrar uno.
A algunos les puede sorprender sin embargo el erotismo
que no obstante tampoco falta en el libro original.
Habrá sin embargo quien encuentre molesto
o poco apropiado la cantidad de desnudos,
o incluso el hecho de que éstos sean principalmente masculinos.
Y es que a día de hoy aún sigue existiendo una gran asimetría
respecto a estas cosas. Sin embargo, el erotismo de “Las mil y una noches”
resulta bastante cándido, a años luz, desde luego, de su retorcida “Saló”. "
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